Acueducto romano
El acueducto romano significo una obra maestra de ingeniería en la Antigua Roma. Aún hoy se pueden apreciar los gigantescos arcos en la ciudad, lo cual significa a su vez una gran atracción de turistas.
Eran canales construidos con cemento a prueba de agua y cubiertos con losas de piedra. Mantenían una constante inclinación respecto al suelo (una pendiente de un 1 x 1.000), gracias a la cual transportaban el agua recogida en las colinas hasta la ciudad.
Cuando el terreno no ofrecía la inclinación requerida se compensaba con la realización de un desnivel que se lograba alzando puentes de dos e incluso tres arcadas en piedra, ladrillo o cemento.
A través de cañerías de plomo, terracota o madera, el agua, llegaba hasta Roma y abastecía las fuentes y edificios públicos de agua fresca y limpia.
Eran canales construidos con cemento a prueba de agua y cubiertos con losas de piedra. Mantenían una constante inclinación respecto al suelo (una pendiente de un 1 x 1.000), gracias a la cual transportaban el agua recogida en las colinas hasta la ciudad.
Cuando el terreno no ofrecía la inclinación requerida se compensaba con la realización de un desnivel que se lograba alzando puentes de dos e incluso tres arcadas en piedra, ladrillo o cemento.
A través de cañerías de plomo, terracota o madera, el agua, llegaba hasta Roma y abastecía las fuentes y edificios públicos de agua fresca y limpia.
El acueducto romano significo una obra maestra de ingeniería en la Antigua Roma. Aún hoy se pueden apreciar los gigantescos arcos en la ciudad, lo cual significa a su vez una gran atracción de turistas.
Eran canales construidos con cemento a prueba de agua y cubiertos con losas de piedra. Mantenían una constante inclinación respecto al suelo (una pendiente de un 1 x 1.000), gracias a la cual transportaban el agua recogida en las colinas hasta la ciudad.
Cuando el terreno no ofrecía la inclinación requerida se compensaba con la realización de un desnivel que se lograba alzando puentes de dos e incluso tres arcadas en piedra, ladrillo o cemento.
A través de cañerías de plomo, terracota o madera, el agua, llegaba hasta Roma y abastecía las fuentes y edificios públicos de agua fresca y limpia.
Eran canales construidos con cemento a prueba de agua y cubiertos con losas de piedra. Mantenían una constante inclinación respecto al suelo (una pendiente de un 1 x 1.000), gracias a la cual transportaban el agua recogida en las colinas hasta la ciudad.
Cuando el terreno no ofrecía la inclinación requerida se compensaba con la realización de un desnivel que se lograba alzando puentes de dos e incluso tres arcadas en piedra, ladrillo o cemento.
A través de cañerías de plomo, terracota o madera, el agua, llegaba hasta Roma y abastecía las fuentes y edificios públicos de agua fresca y limpia.
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